Ahora escucha la historia de mi vida, y de cómo los buses y el running cambiaron mi movida, sin comerlo ni beberlo llegué a ser, la mujer de este chaval de Chipre
Al oeste en Lympia, crecía y vivía, sin hacer mucho caso a la profe Maria, jugaba al fútbol sin cansarme demasiado, porque por las tardes ya estaba tumbado. Cierto día sin nada que hacer, unos tipos me animaron a correr, mi madre me decía una y otra vez, ¡Búscate una novia y hazme abuela de una vez!